Ópera de Todos utiliza sesiones de música, talleres y eventos para incluir socialmente a personas con discapacidades motoras y cognitivas, que incluyen problemas con el habla, el lenguaje, el movimiento, la retención de información, entre otras dificultades que dificultan la forma en que las personas aprenden e interactúan con el mundo.

El proyecto es una forma de mostrar a todos (tanto a la comunidad como a los propios miembros del proyecto) que la discapacidad no debe ser una barrera para disfrutar y participar en prácticas culturales. Pretende ser un espacio para compartir pensamientos creativos, donde todos puedan formar parte del universo artístico.

El proyecto demuestra que cualquiera puede contribuir a una nueva creación como ser creativo, y que la discapacidad no es una barrera, sino el mundo en que vivimos. Muestra cómo es necesario encontrar nuevas formas de vivir en sociedad, donde todos puedan participar de forma igualitaria y digna. Para ello, fue crucial contar con un director musical capaz de adaptarse a las necesidades específicas de los participantes, con la ayuda del personal y los voluntarios del CERCIGUI.

Es un ejemplo de buena práctica en los Trastornos Específicos del Aprendizaje (TEL), a través del uso de la música como herramienta esencial en el desarrollo cognitivo, motor y sensorial de las personas con necesidades específicas, así como una forma de acercar a usuarios, padres, voluntarios y empleados de una institución como el CERCIGUI en torno a un mismo objetivo, fortaleciendo las relaciones entre las personas. También se utilizaron varias buenas prácticas durante la producción del espectáculo, como garantizar las condiciones adecuadas de accesibilidad en el espacio donde se presentó.